domingo, 10 de abril de 2011

Sonriendo en un mar de tinieblas


Roma arde y yo con ella.
-Roma arde, dijo mientras se servía otra copa. Y sigo hundido hasta las rodillas en un río de mujeres.

-Aquí llega, pensó ella, otra diatriva empapada en whiskey sobre lo maravilloso que era todo en el pasado y sobre como nosotras pobres almas perdidas nacimos tarde para ver a los Stone o para esnifar coca como ellos en el Estudio 54. Parece que todos nos hemos perdido todo aquello por lo que merece la pena vivir.
Y lo peor de todo era que ella estaba de acuerdo con él.

-Aquí estamos, pensó ella, en la cima del mundo, en el límite de la civilizacion occidental y todos nosotros estamos tan desesperados por sentir algo..cualquier cosa que seguimos chocando unos contra otros  y jodiendonos el camino hasta el fin de los tiempos.

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